Insomne

- Él nunca duerme.
- Talvez duerme cuando no lo ves. Talvez duerme cuando tú también duermes.
- Imposible. Él mismo me ha dicho que no duerme.
- ¿Nada de nada?
- Ni una pequeña siesta.
- Ya estaría muerto. Es imposible para un ser humano no dormir.

Volteo a verlo. Está sentado a unos metros, frente a su computadora. Se ve tan normal como siempre, es decir, parece relajado pero la tensión de su espalda y cuello revela que está muy alerta a todo.

- Estoy seguro de que él no duerme.

Amnesia

- Un hombre sin memoria es tan peligroso como... no tengo nada en mente con qué compararte, pero creo que entiendes mi punto.

El cañón de su arma me está apuntando directamente a la cabeza. No está lo suficientemente cerca como para desarmarlo, pero tampoco lo suficientemente lejos como para evadir el disparo.

- Vamos, ¿ni siquiera vas a intentar escapar? Tú eras excelente escapando.

El hombre me habla como si me conociera. Recuerdo haber visto su uniforme en algún lugar antes e incluso podría decir que he visto su rostro mil veces antes. Pero no puedo conectarlo con algo, con una palabra, con un concepto, con un lugar, con un nombre.

Clavos

- Son un recuerdo extraño.
- No creo poder calificar un recuerdo como "extraño" o "normal". Son simplemente recuerdos, nada más.

Sobre la mesa de noche hay un pedazo de tela blanco y arrugado. Y sobre él un par de clavos algo gruesos y ligeramente negreados. La mujer toma uno de los clavos con una pinza y lo empieza a ver de cerca. Lleva en el rostro la misma expresión de una mujer creyente al contemplar una reliquia sagrada.

Cenizas

Las gradas se convierten en pasillos, y los pasillos conducen nuevamente a gradas que siguen descendiendo más y más. Las paredes de piedra adquieren un aspecto frágil al ser iluminadas por las lámparas que cuelgan del techo. El Director no suelta mis brazos ni por un instante, puedo sentir sus dedos como garras aún a través del uniforme. A ratos siento que trastabillo en el sinuoso camino que me obliga a tomar.

Llegamos a un pasillo completamente diferente del resto. Su piso es de mármol y las paredes están cubiertas por fragmentos de piedras negras que asemejan vidrio molido, centelleando bajo un techo completamente iluminado.

Con la mano que tiene libre, el Director abre la única puerta al final del pasillo, y entramos a un salón extraño.