Amnesia

- Un hombre sin memoria es tan peligroso como... no tengo nada en mente con qué compararte, pero creo que entiendes mi punto.

El cañón de su arma me está apuntando directamente a la cabeza. No está lo suficientemente cerca como para desarmarlo, pero tampoco lo suficientemente lejos como para evadir el disparo.

- Vamos, ¿ni siquiera vas a intentar escapar? Tú eras excelente escapando.

El hombre me habla como si me conociera. Recuerdo haber visto su uniforme en algún lugar antes e incluso podría decir que he visto su rostro mil veces antes. Pero no puedo conectarlo con algo, con una palabra, con un concepto, con un lugar, con un nombre.


- ¿Me conoces?

Las cejas levantadas y el ligero cambio en la mirada me dan a entender que el hombre se ha sorprendido de mi pregunta. ¿O está fingiendo?

- ¿No me recuerdas?

La risa del hombre suena fuerte y resuena en las paredes de la calle. Baja el arma por un instante, pero solo para apuntar de nuevo, esta vez a mi pecho.

- Es una pregunta retórica, claro que no me recuerdas. No reconocerías a tu propia madre si la tuvieras al frente. Mucho menos a un viejo profesor tuyo.
- ¿Porque querría matarme un viejo profesor mío?
- No planeo matarte.
- ¿Entonces porqué me apuntas?
- Para que te quedes quieto.
- Entonces no es tu intención dispararme.
- No, para nada.

Aún no había terminado de pronunciar la frase cuando eché a correr.

El hombre se mantuvo fiel a su palabra, no disparó.

Seguí corriendo un par de cuadras más. Me encontré pasando a lado de uno de esos edificios antiguos, alguna vez hermosos y llenos de gente de bien, ahora devorados por el abandono y plagados de malvivientes. Entré en él. El piso de listones de madera crujió bajo mi peso. Busqué las gradas con la mirada. Como en toda casa antigua, se encontraban cerca de la puerta principal y tenía un pasamanos tallado.

Subí las gradas corriendo, tropezando. Debe estar corriendo tras de mí. Debo esconderme. Puede que desde el segundo piso pueda llegar al techo de una casa vecina y así terminar en una calle paralela, para desubicarlo completamente.

Entro a las habitaciones, buscando una ventana hacia otra casa. Pero todas las ventanas que encuentro están clausuradas, gruesos maderos impiden la entrada de la luz del día.

Pronto atardecerá.

Me encojo en la esquina de una de las habitaciones, justo a lado de un ropero enorme. Todo el ruido que hice debe haber despertado a los habitantes de este lugar. Desde el primer piso y también desde algunas habitaciones del segundo piso viene el ruido de quejidos y pasos.

Me quedo quieto. Si todo sale bien, podré salir de esta casa luego de que anochezca. No sé a dónde iré después.

Talvez sea mejor que me deje atrapar. El hombre me dijo que no tenía intenciones de matarme. Talvez solamente quería hablar conmigo. Aunque entonces el arma sería innecesaria.

Un extraño escalofrío recorre mi espalda.

¿Dónde estoy?

Es una habitación casi a oscuras. Un ropero enorme a mi lado y el armazón de una cama destartalada le dan la apariencia de una habitación abandonada. El lugar está lleno de polvo.

¿Cómo llegué aquí?

Me levanto. Mis piernas me están doliendo. ¿Acaso estuve corriendo? Salgo trastabillando de la habitación. Tengo sed, algo instintivo me dice que no estoy en el primer piso de este lugar. ¿Tercer piso, talvez? Buscaré el baño, tomaré agua del caño.

Un hombre bigotudo sale de una de las habitaciones. Lleva una pistola en la mano y apena se percata de mi presencia me apunta.

- Ya te encontré. Esta vez no te dejaré ir. Te dispararé en las rodillas de ser necesario.

Doy un par de pasos hacia el hombre, que le quita el seguro a su arma como reafirmando su amenaza.

- ¿Me conoce?

El hombre se ríe.

El sonido de su risa se me hace familiar.

El dolor en mi pierna también se me hace familiar.

Estoy mirando el techo amarillento de este pasillo. ¿Cómo fui tan tonto? Si alguien me estaba apuntando, debí intentar escapar. Ahora voy a morir.

Los pasos del hombre se acercan.

Siento un escalofrío en mi espalda. Debe ser por el disparo, debo estar perdiendo mucha sangre.

¿Dónde estoy?

Veo una superficie blanca con muchas manchas amarillentas, como goteras. Y estoy echado sobre algo. ¿Un hospital público? Mis dados palpan a mi alrededor. No, es un piso de madera, de listones de madera.

¿Cómo llegué aquí?

Un hombre con bigotes se inclina sobre mí.

¿Tiene algo que ver con todo esto?

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