Espejos

- Llevas un buen rato yendo de un lado para otro dentro de esta casa, ¿qué sucede? ¿Perdiste algo?
- No, solamente busco un espejo.
- No lo vas a encontrar. No tengo espejos en mi casa.


Me paré en seco. Estoy visitando a mi tío luego de unas semanas del entierro de su hija menor, Anestesia, gracias a que mi madre me mandó a dejarle un recado. Ya es hora de irme, prometí encontrarme con mis amigos, pero antes de salir a la calle necesito de un espejo para arreglarme.



- ¿Ni siquiera en tu habitación?
- No. Ni en los baños, ni en la sala, ni en el estudio, ni en mi dormitorio.
- ¿Ni siquiera un pequeño espejo en algún adorno?
- No, ni uno solo.
- Necesito uno, urgente.
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? ¿Para qué utilizaría un espejo?
- Podrías escapar por medio de él. Por eso no tengo espejos en esta casa. Así la única forma de entrar y salir son las puertas y ventanas. Y están todas bien aseguradas.
- Los espejos solamente reflejan lo que se les pone al frente. No son puertas para que uno pueda pasar a través de ellos.
- ¿Estás seguro?


Mi tío se levantó de su sofá y caminó hacia un mueble completamente cubierto por una sábana blanca, en el extremo de su sala.


- Ella escapó por aquí.


De un tirón descubrió lo que estaba oculto bajo el lienzo. Era un marco de madera tallado, enorme, casi hasta el techo. Aunque notoriamente descuidado, todavía conservaba algo de su belleza. Pero era solamente un marco, vacío.


- Aquí había un espejo. Ella escapó a través de él.
- ¿Quién?
- La mujer que casi mata a mi esposa cuando estaba embarazada. Creo que después de todo logró su cometido. Mi mujer falleció cuando dio a luz a nuestra hija menor, un par de meses después de que aquella mujer apareció.
- ¿Escapó a través de un espejo?
- No solamente escapó a través de él, también vino de la misma manera. Por eso no tengo espejos en esta casa. Ni el más pequeño.
- Por eso siempre andas tan descuidado.
- Es mejor verme mal que permitir que algo así vuelva a ocurrir. ¿No crees?
- Pero, ¿cómo sucedió?
- Mi mujer compró este espejo de una amiga suya, que se estaba mudando. Le pareció que el tallado del marco era exquisito y dijo que debíamos tenerlo en la sala, que daría una sensación de amplitud. Accedí, sin sospechar nada.
" Luego mis hija mayor dejó de jugar en la sala, a pesar de que era su lugar preferido de toda la casa. Dijo que el espejo la asustaba. Creímos que era por su edad, porque aún no comprendía el funcionamiento de un espejo y que el tamaño del que teníamos lo asustaba mucho. Luego empezaron los sonidos raros, algunas noches, como si alguien estuviera caminando por la sala.
" Una tarde tenía que llevar a mi mujer, embarazada de mi hija menor, a su chequeo de rutina. Mientras me alistaba en el dormitorio, ella bajó a esperarme en la sala. De prono escuché sus gritos. Bajé corriendo y cuando llegué a la sala, ví a una mujer vestida con un traje extraño y acorralando a mi mujer en un extremo de la sala. Asustado, tomé un adorno y se lo arrojé, sin lograr acertarle. La invasora se percató de mi presencia, me miró por un instante y empezó a correr hacia mí.
" Asustado, tomé otro adorno para defenderme, pero ella simplemente pasó a mi lado. Estaba corriendo hacia el espejo. Se detuvo frente a él por un instante, momento que aproveché para arrojarle el segundo adorno. Pero un segundo después ella ya estaba entrando al espejo, como si fuera una especia de puerta. El adorno no llegó a tocarla, pero rompió el espejo en ese mismo instante.
" Mi mujer no quiso ir a su cita médica. Esa misma tarde retiré todos los espejos de la casa, hasta los más pequeños. Y desde entonces mi mujer le tuvo un miedo descomunal a todo objeto que reflejara la luz. Y lo tuvo hasta el último momento de su vida. Recuerdo que mientras agonizaba en el hospital, le pidió a la enfermera que cubriera un espejo que estaba en el baño de la maternidad.
" Por eso es que no hay espejos aquí. Y mientras que yo viva aquí con mi hija, no los habrá.

Vi una vez más el marco vacío. Mi tío es un genio contando historias raras, aunque lo que me contó ahora me pareció más inverosímil de lo normal.

- Los espejos son puertas. Todo lo que brilla y refleja la luz de forma precisa es una puerta. Hasta el agua en un vaso puede ser utilizada para entrar o salir de un lugar. Por eso debemos tener cuidado.
- Es la primera vez que escucho una historia como ésa. ¿No te parece que no se venderían espejos si fueran tan peligrosos?
- La dinamita, las estatuas, los cigarrillos y el alcohol son peligrosos, e igual se venden.
- Estás exagerando.
- Todo es peligroso, todo. Talvez de distinta forma y medida, pero todo en este mundo es peligroso. Tu y yo somos peligrosos. Los espejos son especialmente peligrosos. Tener un espejo es como dejarle la puerta abierta a los desconocidos. Deberías quitar todos los espejos de tu casa también.
- No, no lo creo. Necesitamos los espejos.
- Creo quela necesidad de seguridad es mayor que la de verse bien.
- Bueno, igual ya me voy. Se me hace tarde.
- Vete, saludos a tu madre, tu padre y tus hermanos. A ver si un día vienen en familia.

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